Niños reunidos con padres tras separación de Trump no los reconocen 

 

(Xinhua/Li Muzi) 

Washington.- Las primeras reunificaciones de familias inmigrantes separadas tras cruzar ilegalmente la frontera entre México y Estados Unidos dejaron escenas dolorosas: algunos de los niños menores de cinco años devueltos el martes a sus padres no los reconocían tras varios meses separados.

«The New York Times» relató la reunión de dos madres con sus hijos de tres años en Phoenix, Arizona. «Mi alegría se tornó temporalmente en tristeza», dijo al rotativo Mirce Alba López, de 31 años, quien el martes volvió a ver a su hijo Ederson, de tres. El pequeño no sabía quién era ella.

«Quiero a Miss, quiero a Miss», le gritó por su parte Darly a su madre, Milka Pablo, de 35, pidiendo volver con la mujer que la había cuidado en el albergue en el que estuvo desde la separación.

La administración de Donald Trump comenzó el martes a reunir por orden judicial a los niños menores de cinco años a los que había separado de sus padres.

Son 102 de los en torno a 3.000 menores arrebatados de sus padres después de que estos fueran detenidos, perseguidos penalmente por entrar ilegalmente en el país.

Pero el Gobierno de Trump solo logró devolver el martes a 38, según las últimas cifras oficiales. El propio juez que le había dado de plazo hasta este martes para reunir a los más pequeños tuvo que ampliarlo al ver que no iba a ser posible.

La administración Trump tiene hasta el día 26 de julio para devolver a los mayores de cinco años.

La mayoría de las familias separadas procede de Honduras, El Salvador y Guatemala y llegaron a Estados Unidos huyendo de la violencia en el llamado Triángulo Norte centroamericano.

Para la reunificación de las familias ordenada por el juez Dana Sabraw, de San Diego, la administración Trump ha empezado a dejar en libertad con brazaletes electrónicos en el tobillo a los progenitores, ya que otra jueza federal rechazó el lunes darle permiso para encarcelar a los niños con sus padres.

La ley permite tener a los menores en un centro de detención solo 20 días y la jueza Dolly Gee, de la Corte Federal de Distrito en Los Angeles, se negó a cambiarlo.

De esta forma, la administración Trump vuelve a la política que aplicaba el demócrata Barack Obama y contra la que ha arremetido tanto: detener a los inmigrantes que cruzan ilegalmente la frontera y dejarlos después en libertad condicionada a apariciones regulares ante las autoridades mientras se tramitan sus casos migratorios en las cortes.

La separación de las familias en la frontera se originó cuando el fiscal general, Jeff Sessions, dio orden de perseguir penalmente a todo inmigrante indocumentado arrestado tras cruzar la frontera. La persecución penal lleva implícito el envío a un centro carcelario, donde los niños no pueden estar, y estos fueron entonces separados de sus padres y quedaron bajo custodia del Departamento de Sanidad y Servicios Sociales.

Desde el 19 de abril fueron separados unos 3.000 en base a una política que la administración Trump ha bautizado como «tolerancia cero» y que se ha utilizado para desincentivar la llegada de inmigración ilegal.

Las separaciones generaron una ola de indignación con el Gobierno de Trump al que se sumaron incluso la ONU y el papa Francisco y el presidente de Estados Unidos acabó firmando el 20 de junio una orden ejecutiva en la que ordenó ponerles fin.

No pretendía, no obstante, acabar a la persecución penal de los indocumentados, sino que para mantener juntas a las familias quería el permiso de los tribunales para que los niños pudieran estar en la prisión junto a sus progenitores. Pero la jueza de Los Ángeles le ha negado el permiso. (DPA)