EL FENÓMENO DEL SUICIDIO

JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BARRIOS

Aunque se han tomado algunas medidas y la alerta se mantiene, el índice de suicidios en el Estado, sobre todo en la Región Sureste –Saltillo y Ramos Arizpe- continúa incrementándose de manera terrible. Coahuila es segundo lugar en suicidios, sólo después de Chihuahua, donde en promedio una persona se quita la vida diariamente.

Si en 2014 en Coahuila se registraron 138 suicidios, al año siguiente la cifra se elevó a 166, luego en 2016 aumentó a 185 casos, y el año pasado 214 coahuilenses se privaron de su existencia. El sureste de la entidad registra casi la mitad de los casos. En el presente año ya han ocurrido 98 suicidios de los cuales 39 corresponden a la citada región donde se ubica la capital del Estado.

Foros, talleres, programas, conferencias se llevan a cabo. Como la que el lunes pasado impartió en Saltillo a jóvenes universitarios la directora del Instituto Nacional de Psiquiatría, María Elena Medina Mora dentro de las reuniones interinstitucionales de prevención del suicidio, al que convoca el Gobierno del Estado. Dentro de las acciones se considera invitar e integrar a especialistas, universidades, iglesias, representantes de la sociedad en general.

Las causas de este alarmante fenómeno social: pobreza, desintegración familiar, drogadicción, alcoholismo, trastornos mentales, pérdidas financieras, problemas sentimentales, intentos de suicidio previos, dolores crónicos y antecedentes familiares de suicidio. Y ciertamente, aunque no de manera exclusiva, son mayores los casos en las colonias populares.

Los especialistas señalan que es indispensable el establecimiento de un programa estatal de atención a la salud mental porque es fundamental reconocer el suicidio como una enfermedad mental como premisa para la implementación de acciones de prevención.

En Coahuila se han diseñado acciones basadas en cuatro ejes a cuál de ellos más complicado y complejo para aterrizarlo con efectividad: fortalecer el núcleo familiar, unificar criterios para la detección oportuna de casos, combate a la drogadicción y capacitación a los promotores de la salud. Un reto enorme en la realidad de nuestros tiempos.